Por razones profesionales, mi padre estaba siempre atento a las novedades, consejos o reflexiones sobre gastronomía. Y lo transmitía.
Para que yo entendiera los efectos de los sabores en las comidas, me explicaba la historia del rey y el mesonero. Y dice así:
Un rey hacía camino a su castillo después de una batalla. Pasó varios días sin comer apenas, sólo lo que encontraba por el bosque. Un día pasó enfrente de un hostal. Entró y se sentó para comer. El mesonero le dijo que tenía una sopa de ajo. El rey la aceptó de buen gusto aunque no era un manjar digno de un rey. Cuando tragó su primer sorbo, el paladar explotó por los sabores, a ajo, hierbas , el pan y la manteca. La textura era cremosa y el tacto era muy sedoso. El rey comió hasta saciar el hambre. Felicitó al mesonero y se fue hacia su corte.
Tiempo después, el rey, aun acordándose de ese ágape, enroló a sus cocineros reales para ir de nuevo al mesón que tan bien había comido. El mesonero les sirvió la misma sopa de la vez anterior. Cuando el rey tomó el primer sorbo, dijo al mesonero que aquella no era la sopa de ajo que se había tomado el primer día. Este le respondió que sí, que era la misma sopa con los mismos ingredientes. Y el rey, muy enfadado le dijo que no, pues porqué no tenía el mismo gusto. Y el mesonero le respondió que todo es exactamente igual excepto que el primer día venía padecía mucha hambruna y la siguiente vez, tenía su estómago saciado.
La moraleja: tu estado metabólico es un factor de alteración del sabor de la comida.
Y esto, junto a tu ADN o tus recuerdos gastronómicos determinarán tus gustos culinarios. Hay más factores más como el ambiente del local, la vajilla, los colores, la presentación y un largo etcétera, muchos de ellos estudiados y, como no, aplicados a la restauración.
En esta sección simplemente destaco restaurantes que me parecen dignos de resaltar, como comensal. Algunos son de alta gastronomía. Otros son restaurantes familiares de larga tradición, muy olvidados últimamente. A veces me sorprenden por el espectáculo, otras, por la sencillez de una comida casera.
No pretendo crear ningún ranking, ya que respeto el trabajo de los profesionales de la restauración. Bueno…quizás alguno porque destaque por encima de otros, por la impecabilidad de su trabajo.
Posiblemente no estarás de acuerdo con algunos de ellos, pero como siempre, los gustos son personales y no universales.