¿Qué tiene el salmón salvaje de Alaska que me gusta tanto?

El salmón salvaje de Alaska tiene unas características que lo hace distinto al de vivero.

La primera vez que fui consciente de comer salmón salvaje de Alaska fue en su presentación para prensa y bloggers gastronómicos. Evidentemente que los promotores del evento se esforzaron para presentarnos este producto y ensalzarlo a su máxima expresión. También en este encuentro nos comentaron que la zona de Alaska es prácticamente la única en la pesca del salmón salvaje del mundo.

Después de este (re)encuentro con el producto, reconozco que me sorprendió: gustativamente es más sabroso que el que estoy acostumbrada. Es más delicado en boca. Tiene menos grasa que el de piscifactoría. Y es este gusto y textura lo que me gusta de un pescado.

Su temporada arranca en mayo/junio y finaliza septiembre/octubre.

Si entramos en las especies, te diré que hay 5 pero las más preciadas son el salmón real y el rojo. La característica principal para reconocerlos es el color rojo intenso de su carne.Aunque también se captura en Alaska el salmón de carne rosada.

Sin embargo, es difícil encontrar este producto fresco al pormenor. La mayoría que llega aquí va directamente a los restaurantes o a la industria alimentaria gourmet para ahumados y conservas.

Para degustarlo en casa tendrás que encargarlo a tu pescadero habitual o por internet, que te venderán el lomo entero ultracongelado. Eso sí: sin una espina.

Cocinarlo

En la cocina no necesita muchos complementos, basta combinarlo con algún producto más. De esta forma realzarás el pescado. Al cocinarlo, según dicen los expertos, es mejor sellarlo y dejarlo crudo por dentro, porque se conservan sus jugos. La realidad, es que si lo cueces demasiado la carne queda seca por su menor contenido en grasa.

No todos los días tengo la oportunidad de comprar el salmón salvaje de Alaska. Pero sí aprovecho preparar este producto gourmet en las ocasiones especiales.

El resto del año, sigo con el salmón noruego que es más económico e igualmente bueno. Eso sí, más suave y untuoso, con la ventaja de poderlo cocinar más hecho gracias a su grasa.