Restaurante Massana: una experiencia culinaria

El restaurante Massana es un referente en Girona por su calidad gastronómica.

Hace más de 30 años que el restaurante Massana de Girona abrió sus puertas. Pere Massana y Anna Roger, su mujer, son el alma del establecimiento. Empezaron esta aventura con toda la ilusión del mundo, movidos por los tiempos en que la provincia de Girona vio nacer a muchos de sus chefs más reconocidos.

La perseverancia y el buen hacer durante estos años, le han merecido varias distinciones. El año 2007 entró en el estrellato Michelin. Y en el 2009 fue galardonado con dos soles Repsol.

Al acceder al discreto restaurante se percibe calidez. Paredes claras, mesas con manteles (casi extinto en la actualidad), luminoso pero sin perturbaciones. Todo para que el comensal disfrute de lo que viene a hacer: vivir una experiencia gastronómica.

El respeto al producto es su premisa. A partir de aquí, con la base de la cocina clásica, el chef busca contrastes para crear un lenguaje culinario propio. El resultado es una armonía gustativa y de texturas que ensalzan aun más el producto principal. Para mí, todo un reto en los tiempos que corren.

Comer en el restaurante Massana es todo un lujo gustativo. Y diría que en mayúsculas. Es de los pocos restaurantes que me ha hecho vibrar de emoción desde el primer plato hasta el último. Los “mmms”, “oohhs” y “ahhs” suenan en cada bocado. En términos de marketing, sería un muy buen storytelling emocional.

Su carta es meramente estacional. Sin embargo, hay dos platos míticos de su carta: el magret de pato y la anguila. El primero lo cocinan desde el primer día. De la anguila, el chef Hideki Matsuhisa dijo al chef que era una de las mejores que había probado nunca. Y le doy la razón.

Además, su bodega es extensa. Desde caldos locales o nacionales hasta “grands crus” franceses, como el mítico Château Lafitte.

Pere Massana prefiere sus fogones y centrarse en lo que le gusta: cocinar. El mundo mediático ya lo abruma. Solo lo ves en contadas ocasiones. Pero eso sí, se merece un puesto privilegiado en la palestra gastronómica de los grandes.