Ir de menú del día a veces se hace una ardua tarea. Por precio. Por oferta. Por la manera de cocinan. Y lo más importante: la pesadez de después de comer.
Durante muchos años me he visto obligada a comer fuera. Tú, como yo, hemos sufrido más de contratiempo en el estómago que se ha convertido en una tarde odiosa.
Cuando encuentras uno que te gusta, aprovechas la menor oportunidad para volver. Y este es también mi caso.
Rubí, en Barcelona, es una población industrial muy importante. Consecuentemente, hay mucha oferta de menú diario.
He probado algunos. Pero me quedo con el restaurante L’Onze Lounge Coffee del centro de la ciudad. Está a diez minutos andando desde el párquing público Escardívol. Por lo que no tienes excusa para decir que es inaccesible con el coche.
Desde hace más de dos años y asiduamente vamos a comer en este restaurante el menú de mediodía. Su precio: 11,50€. Su oferta primer plato, segundo, postres y bebidas. Café a parte o trueque con el postre. Con posibilidad de medio menú.
La carta es fija pero siempre te deleitan con sorpresas fuera de carta incluidas en el precio. Hasta aquí no difiere mucho de la mayoría de restaurantes.
Entonces ¿qué tiene?
Empecemos por el principio.
Los rubinenses Neus y Joan, sus alma máter, empezaron su carrera profesional en el mundo de la pastelería. Durante muchos años trabajaron en ello.
Un día decidieron montar un bar, L’Onze Lounge Coffee. Hace nueve años se convirtió en un bar restaurante. Trabajaron duro para llegar donde están hoy. Los mediodías está lleno y en muchas ocasiones doblan el turno.
Cuando los conocí, tenían una sala que cabían unas 30 personas y una terraza en verano para 20 más. Ahora, dos salas que pueden comer 50 personas y dos terrazas abiertas todo el año que se podrán sentar unas 50 personas más. ¿Algo están haciendo bien, no? Y no lo digo yo, sino también su clientela que en muchos casos ya son amigos, como nosotros.
¿Luego?
Las manos de Neus en la cocina y los productos que cada día adquiere Joan en el mercado municipal, de algún productor cercano y, como no, de distribuidores horeca. Pero no están solos. Su equipo son profesionales. De la vida. Pero te atienden con mucha amabilidad y son resolutivos. Si tienes algún problema, te lo resuelven. Y ya. Algo importante. Cuando te sientas en la mesa, el servicio es rápido. Que para los trabajadores es algo a tener en cuenta para volver a sus puestos.
Las raciones no son copiosas. Aunque nosotros pedimos tres platos para compartir y salimos más que bien. La carta de vinos más que correcta y a precios asequibles.
¿Qué platos destacaría?
Los mejillones del Delta del Ebro. Sus calamares a la romana. Su arroz caldoso. O la ensalada de tomate, que en verano les trae un agricultor amigo de su propio huerto el mismo día. Hay muchos más.
De noche, que no hemos ido, aunque sí que hayamos probado alguno de sus platos, se convierte en un restaurante para comer con amigos. Su oferta es bastante amplia. Puedes escoger entre tapas y platillos y algún plato más. Su ticket medio con bebidas es de 18/20€. Pero hay de más y de menos.
Sus calamares rellenos son todo un reclamo. Sólo los sirven los viernes y sábados por la noche. Y siempre se terminan. Cuando sus clientes los quieren, llaman para guardar la ración. Realmente están espectaculares. Blai, mi marido, ha preguntado en más de una ocasión por la receta. Pero Neus solo dice…es la de mi abuela. Espero que algún día la podamos conseguir…
Mientras seguiremos yendo a comer el menú del día de L’Onze Lounge Coffee… Un bar restaurante de Rubí. Y sin más pretensión que ésta.
Observaciones
Cierran los domingos y festivos.
Mejor reservar mesa.