Cada día está más en boga todo lo “natural” y lo cercano. Y las flores silvestres es una representación clara de esta moda.
Como flores y frutos silvestres desde bien pequeña. Me iba al bosque con mi padre y siempre me daba algo que degustar. Sin más protocolo que saberlo. Nunca le había sacado partido culinario a ello hasta hace pocos años.
Fue Iolanda Bustos que me introdujo en este mundo después que cocinara con flores en su restaurante La Calèndula, hoy extinto. Poco a poco, a partir de los sabores de cada una de ellas, leyendo más recetas del libro “Malas hierbas” o “El llibre de les plantes silvestres comestibles” (libro de las plantas silvestres comestibles), además de bloggers franceses como Mimi Thorisson, cocino con ellas.
Antes, pero tengo que advertirte que:
- Te asegures de que la planta que usas la conozcas a la perfección.
- Que recolectes todas aquellas que sean vigorosas y sanas.
- Lavarlas concienzudamente.
Encuentras plantas silvestres durante todo el año, pero en primavera es el momento álgido para ellas. Y para muestra un botón.
Borraja
Quizás sea la flor más conocida. Aunque también se consumen los tallos y las hojas.
Originaria de Oriente Próximo se extendió por todo el Mediterráneo. Nace en los bordes de los caminos. Muy abundante en el litoral y prelitoral. En Francia e Italia son un verdadero lujo.
Recolección
Salen a mediados de la primavera que el tiempo es más húmedo. Busca los brotes más tiernos i sanos. Usa guantes porque la borra pincha. Para recolectar las flores, arráncalas delicadamente desde su base.
Las puedes guardar unos días en la nevera, sin ningún problema.
Limpieza
Con un estropajo frota las partes verdes. Lávalas abundantemente para sacarle todas las impurezas (incluidos los bichos).
Sabor
Los tallos y las hojas tienen un sabor parecido a las espinacas, aunque más fuerte. En cambio, las flores son pura delicadeza: a pera dulce.
Cocina
Las flores se consumen crudas, el resto, cocinado. Usa el mismo tiempo que harías con las espinacas
De las hojas, un revoltijo o la base para cualquier pescado.
Los tallos, empanados como snacks.
De las hojas, ensaladas o macedonias. Darán un contraste muy sutil.
Malva
Te las vas a encontrar hasta en la sopa. Altas, medianas o terreras. Planta perenne que crece en descampados y caminos. Florece en primavera hasta mediados de verano. La hoja se parece a la de los geranios. Para que te hagas una idea.
De esta especie se comen las flores, frutos inmaduros y hojas. Los dos primeros, crudos; la última, cocinada. Se conserva bien unos días en la nevera. Dentro de una bolsa agujereada.
Sabor
Un poco insípida, para mi gusto, pero no por esto hay que despreciarla.
Cocina
De las hojas, como las acelgas, cremas, salteadas o fritas. De las flores y frutos, decoración.
Rábano salvaje, rabanillo o rabaniza
Son las típicas flores blancas que de vislumbran en los campos y sus márgenes de toda nuestra geografía. Prácticamente, exceptuando inviernos muy crudos, la encontrarás todo el año. Pero como siempre, en primavera, es cuando más abunda.
Se comen las flores y sus frutos (que parecen cacahuetes en miniatura) que se encuentran en el tallo bajo la flor.
Mejor buscarlas el mismo día que las uses. También puedes preparar un ramo con ellas e ir administrándote de ella. Pero los pétalos caen muy fácilmente.
Sabor
Si cierras los ojos, te dan un fruto de rabanillo y te preguntan que es, vas a responder wasabi. Sí, esta flor es picante y deliciosa. De hecho, es una de las que más me gustan.
Cocina
Se consume cruda. Y ¿qué hacer con ella? Pues todo lo que te imaginas que harías con wasabi. Desde una mahonesa con sus semillas. Eso sí, primero pícalas con el aceite que vayas a usar. De sus flores, decoración de pescado encurtido, por ejemplo. O una ensalada de pasta.
Correhuela o campanilla
Una enredadera que vive en los márgenes de los caminos o herbazales. La distinguirás porque su flor tiene forma de campana. De aquí su nombre. Aunque la planta es perenne, sólo se recolectan sus flores en verano. Hay distintas variedades. La que se consume es la flor de color rosa palo; la campanilla menor. Ten en cuenta que tendrás que consumirla el mismo día, ya que, si no, las flores de cierran.
Sabor
Quizás sea la flor más delicada que haya comido. Dulce y agradable en boca, gracias a su textura frágil.
Cocina
Combina muy bien con el postre. Helados, pasteles, macedonias…
Con carnes crudas para introducir una nota de contraste no queda nada mal.
Hay muchísimas más flores comestibles. Ya en un artículo anterior hice una introducción de las de tu jardín. Pero si quiero que te introduzcas en ella, es mejor que empieces por las más fáciles.
También fácil de reconocer son las amapolas. Sin embargo, hay que tener cuidado con ellas ya que son de la familia de las opiáceas y pueden traer problemas con embarazadas y niños. Hay que abastarse de los capullos y cocinarlos. Ay sus alcaloides…
Puedes encontrar en el campo flores de caléndulas, menta, romero o tomillo. Son la variedad silvestre de las de jardín. E igualmente comestibles. Por lo que las puedes recolectar, también.
Y para acabar, como quiero ser muy pesada, si no la reconoces o dudas de ella, no te la comas. En nuestro entorno tenemos flores espectaculares que son altamente tóxicas. Por eso os he adjuntado todas las imágenes posibles más enlaces en cada foto de su ficha, para que las estudies bien antes de tirar para delante.