Los fines de semana son un buen momento para visitar alguna bodega cerca de Barcelona y después, porqué no, tomar un aperitivo o comer en ella. Con la guinda de beber sus vinos.
Cuando visité por primera vez (y única hasta ahora) el Valle de Uco de Mendoza, la cuna del Malbec, no daba crédito a lo que veía; extensiones de viñedos con sus bodegas integradas y la Cordillera de los Andes como talón de fondo. Y como no, al pie de los volcanes Tupungato y Tupungatito. Dos cumbres, como el vino de Fincas Ferrer, que coronan este altiplano argentino. Este paisaje me embriagó. Pero no fue lo único. Como persona dada al buen comer y al buen beber, visitar los viñedos para después almorzar era algo a lo que no estaba acostumbrada y me pareció una muy buena idea para trasladarla al Penedès.
Pocos años pasaron desde aquel viaje hasta que aquella experiencia enogastronómica podría vivirla en bodegas cerca de Barcelona.
Esta comarca no es Mendoza, pero como dice mi amigo mendocino, también tiene un encanto muy especial. Y es cierto. No te das cuenta hasta que lo miras con otros ojos; con una mirada fijada en la belleza, el encanto y, ante todo, en buena compañía.
A los pies del macizo de Montserrat, llegues por donde llegues, nunca defrauda. Así como sus bodegas. Las hay de todo tipo. Modernistas, modernas, rústicas…
Y rústica es la bodega Segura Viudas. Enclavada en la parte central de la comarca del Alt Penedès con vistas sin igual de Montserrat.
¿Cómo es la visita?
Entras a través de una hilera de setos y viñedos ancestrales que te acompañan hasta la puerta principal de la masía. Allí te espera el personal que te acompañará en todo su recorrido por la bodega, adaptada para todos los públicos. Desde familias hasta personas con movilidad reducida. Tiene un atractivo especial para todos. Pero los amantes del vino y el cava tendrán una experiencia memorable. Como tuve yo la primera vez que la recorrí.
Mientras caminaba entre los viñedos me vino una sensación de volver a mi Valle de Uco querido. Conocer las cepas antiguas que aún se vendimian a mano. Técnicamente no hay otra forma. Tomar un aperitivo bajo la sombra de una encina, ya que era un día caluroso. Maridarlo con los caldos que salían de los viñedos adyacentes. En este momento quería aprender más.
Y no es casual. Y en Segura Viudas lo saben. Por eso, el recorrido empieza, precisamente, en estas cepas. Para que, a partir de este momento, quieras introducirte en el mundo de la producción de cavas y vinos.
La visita continúa dentro la bodega donde se elaboran sus productos. Todos se producen aquí. Lo más curioso son los tanques de fermentación ya que no han cambiado desde hace más de 50 años. A medida que te van explicando el proceso, vas bajando en el corazón de las cavas. Para las personas con movilidad reducida tienen su ascensor. Por lo que no es problema seguir la visita.
El subterráneo es un entramado de soportes con botellas de espumosos. Aquí es aconsejable llevar algo de abrigo, porque la temperatura es relativamente baja.
Hay una estancia curiosa que no quiero desvelar porque mejor la descubras por ti mismo.
En ocasiones especiales, previa reserva, puedes degustar un cava de años anteriores. Yo bebí uno del año 2004. Tenía unos sabores suaves, sin apenas burbuja, pero elegante. Empecé a recordar que había hecho aquel año y los buenos recuerdos empezaron a embriagarme. Como un viaje en el corazón de los Balcanes, otra cuna de viñedos. Si tienes la oportunidad, resérvala, vale la pena.
Como te he dicho, te acompañan por los enólogos de la casa. Ya te digo que no paras de reír, porque explican todo el proceso de forma amena sencilla y con anécdotas curiosas. Está dirigido a un público que les gustan estas bebidas, pero no son expertos. Pregunta cuanto y donde quieras. Estos expertos en la materia resolverán todas tus dudas.
Cuando termina, puedes hacer el vermut en la terraza con vistas a los viñedos maridado con productos de Segura Viudas, claro está. Oirás el canto de los pájaros. Todo lo que te rodea es verde. Y la terraza es muy agradable.
Y,
¿Porqué no terminar comiendo allí?
El restaurante se encuentra en los bajos de la masía, decorado con mucho gusto. Agradable y acogedor. El menú está compuesto por productos de la zona (en su gran mayoría) maridado, como no, con vinos y cavas de la casa.
Es entonces que cuando recuerdo las bodegas mendocinas y la idea de que hubiera, en el Penedès, aquella oferta gastronómica después de la visita.
Y lo que tienen en común en Argentina y en Segura Viudas es que puedes adquirir sus botellas. Por lo que después te pasas por su tienda y las compras.
¿Y qué comprar?
La encantadora Meritxell, una de las enólogas que te acompaña en la visita, te recomendará las botellas que más se ajusten a tus gustos y necesidades. Yo me quedo con el cava Reserva Heredad. Un diseño que sigue intacto desde el primer día. Y ha llovido mucho.
Espero que lo disfrutes cuando vayas, como lo hice yo en su día.