No soy de Barcelona, pero sí que me gusta pasar el día con mi marido y aprovechar para comer. No somos de mucho saque. Por lo que los restaurantes de tapas son una solución.
En Barcelona existen infinidad de restaurantes y de todo tipo. Por lo que cuando vamos a la Ciudad Condal es una buena ocasión para comer en ellos.
Al no comer demasiado, preferimos ir de restaurantes que ofrezcan tapas. De este modo pedimos, generalmente, tres platos y salimos la mar de contentos.
Y en estos restaurantes, gozamos de lo lindo.
Paco Meralgo
En el “Eixample Esquerra” esquina entre las calles Muntaner y Còrcega hay este restaurante de tapas que vayas el día que vayas siempre está lleno.
Mesas altas con taburetes. Y un par de barras. Así comes en el Paco Meralgo. Esto quizá sea el inconveniente mayor, pero lo compensa con su carta. Básicamente pescado y marisco. Pero sin olvidar los clásicos del tapeo nacional: croquetas, patatas bravas o montaditos. No son elaboraciones cuquis, por lo que no esperes fotos instagrameables. Todo hecho al momento, excepto los platillos más elaborados con salsa. Trabajan con buenos productos y bordan sus cocciones. El resultado: platos muy jugosos. Sin exceso de sal ni grasas. Por lo que no estás digiriendo la comida toda la tarde. Y para mí, a estas alturas de la vida, se agradece y mucho.
Su bodega es extensa, marca de la casa. Esta taberna forma parte del grupo empresarial Olivé. Y siempre se ha caracterizado por una selección muy especial de crudos.
Y toda esta oferta se plasma con un ticket medio de 50€/persona.
Llamber
En el corazón del Born hay esta taberna muy chic. A simple vista parece un restaurante para turistas. Que los hay. Pero no te intimides por este hecho y entra.
Comí por primera vez allá por el año 2014. Acababa el post grado de laSalle y fuimos a comer todos los alumnos ahí.
Desde entonces, es un restaurante de Barcelona recurrente para aquellos días que queremos tapear alguna cosa más especial. Su oferta es una fusión asturiano–catalana. Desde patatas bravas a arroces para dos personas y mucho más. De sabores contrastados que se mezclan a la perfección. Así son sus platos.
Hay dos tipos de raciones en función de los que seáis. Para dos personas, mejor escoger las pequeñas y así probar más oferta.
Tiene una terraza enfrente el museo del Born, en la plaza.Y los días o noches de verano se está la mar de bien.
Precio. Ronda los 60€ por persona
La esquinica
Un bar de tapas de toda la vida en la calle Fabra i Puig. Hace años que no voy. Por lo que tendré que volver pronto.
Lleva más de 50 años al pie del cañón. Originariamente estaba en la esquina entre las calles Montsant y Cadí. De ahí su nombre. Cuando el edificio se tiró al suelo cambiaron en su ubicación actual.
Tapas generosas y clásicas de nuestra gastronomía. Patatas bravas, tortilla de patatas, calamares a la romana o chistorra. Todo con lo que te quieras deleitar si te gusta la gastronomía sencilla pero sabrosa.
Si quieres ir allí a comer te aconsejo que vayas pronto. Porque luego las colas son quilométricas.
La Bodegueta
En el corazón de l’Eixample. Un restaurante moderno especializado en vinos que además tienen tapas para compartir.
Local elegante y moderno. Platillos un poco sofisticados. Sin exagerar. Que no renuncia a los espárragos, el foie o los huevos estrellados. Sin olvidar sus calamares o mejillones. Demasiado hechos para mí, pero no para mi marido. No son tapas pesadas. Cosa que agradezco.
Está abierto todo el día por lo que puedes ir a tomar algo en cualquier momento.
La terraza da a la calle Provença, pero al estar cerrada, el tráfico no es demasiado molesto.
Su precio por persona ronda los 40€.
Soma
Otra taberna de tapas de Barcelona que ha entrado en mi top 6. Es buena, bonita y barata. Eso sí, los platos no rebosan la abundancia. Para mí tiene la medida justa. Ya se sabe: cuanto mayor te haces, menos comes.
De decoración de bar de los años 50 con sus mesas de mármol. Carta corta con un toque chic parisino, aunque las tapas tengan un toque italiano. Platos crudos y cocinados. Tienen dos tops: los calamares de Daniele (crudos) y carrillera de ternera con zanahorias. Un guiso que, de nuevo, no lo vas “saboreando” toda la tarde. Esto, para mí, es un síntoma de buena cocina.
Según el camarero dos platos por persona es suficiente. Para mí, sí. Para gente mucho más joven, quizás sea un poco justo.
Es mejor que reserves tanto dentro como en su terraza porque los fines de semana se llena.
Precio medio 30€/persona.
Fonda Pepa
En el corazón de Gràcia. Este diminuto local de aires retros esconde una cocina de autor alucinante. Su filosofía: trato cercano, productos de proximidad y temporada elaborados con las mejores técnicas. Pues les doy la razón, oye. Creo que el croquetón que me zampé no lo olvidaré jamás. Mezcla de ingredientes irreverente, pero con un resultado que es pura armonía. No digo más. Descúbrelo por ti mismo/a, con reserva previa, claro está.
Precio medio: 60€.
Otros que podría nombrar son Bar Mut. En pleno centro. Muy, muy chic. Pero tiene un problema: el ruido. Si obvias esta parte, pues buen local para comer con un encanto muy especial.
También el Compartir de Barcelona, de reciente inauguración. En el de Cadaqués he estado 4 veces y repetiría sin parar. Si el de la Ciudad Condal es igual que el de la Costa Brava, seguro que será de visita obligada.
De todos estos restaurantes te diré que la Esquinica es el más informal. Fonda Pepa tiene un público muy familiar. El Soma para amigos, aunque no muchos porque es pequeño. La Bodegueta no es mal lugar para una comida informal de negocios. Como el Paco Meralgo. El Llamber lo dejaría para tapas mucho más chic.
Y hasta aquí una primera selección de 6 restaurantes de tapas en Barcelona. Quizás haya una segunda parte con nuevas tabernas.
Y si te vas a Palamós no te pierdas mis restaurantes favoritos.